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Ya en el
un Fondo Europeo
de Desarrollo preveía apoyar a las colonias y territorios
de ultramar y, tras los procesos de descolonización, a im-
pulsar los recién creados Estados. Esta política ha cam-
biado mucho desde entonces con el fin de adaptarse a
la imparable globalización y la necesidad de avanzar en
intervenciones sostenibles, así como a la exigencia de di-
señar estrategias que contribuyan a reducir la pobreza,
en consonancia con los Objetivos del Milenio.
Sin embargo, sólo la mitad de los europeos y euro-
peas aseguran conocer a qué se destinan los fondos,
aunque hasta el 85% de ellos valora la importancia de
colaborar con las poblaciones en desarrollo. Para expli-
car la importancia de la ayuda exterior y lograr implicar
más a la ciudadanía, la UE ha dedicado por primera vez
u
2015 es la fecha, coinci-
diendo con un momento determinante de valoración de
éxitos y fracasos y de diseño de una nueva hoja de ruta
para afrontar los retos globales.
Un nuevomarco de intervención
Ocho fueron lo
Unidas
se comprometió alcanzar el año 2000 con una fe-
cha límite de 15 años. Los avances se miden desde 1990 y
según el
más
allá de algunos logros, la erradicación de la pobreza ex-
trema y el hambre o lograr la enseñanza primaria univer-
sal, entre otros objetivos, no se han conseguido.
Sobre estas aspiraciones mundiales ha estado traba-
jando la Unión Europea, que se unió al desafío desde el
principio. La UE llegó a destinar 1.000 millones de euros
adicionales a 79 países de África, el Caribe y el Pacífico
para lograr que los programas avanzaran en los objetivos
más alejados. Destacada ha sido también la interven-
ción para erradicar la mutilación femenina en África.
Un
por
ejemplo, ha posibilitado que más de 5.300 comunidades
abandonen esa práctica en solo una década.
